Los gobiernos del mundo están comenzando a ayudar a Haití, otra vez devastada por un terremoto que dejó la cifra primaria de más de 300 muertos y 1.800 heridos, pero la certeza de que será mucho mayor. Fue en el noreste de Saint-Louis du Sud, en el sur del país, y se sintió en todo el Caribe con magnitud 7,2.
El Primer Ministro haitiano declaró el estado de emergencia por un mes y llamó a la nación a no entrar en pánico. El terremoto lleva contabilizados oficialmente 304 muertos, derrumbes de edificaciones en un país que aún no se ha podido recuperar del devastador sismo del 2010 y que atraviesa una severa crisis política y social.
El sismo que hizo temblar las casas, se produjo al mediodía de Uruguay y tuvo su epicentro a 160 kilómetros de Puerto Príncipe, la capital haitiana.
Hay 1.800 heridos a causa del potente terremoto que desbordaron los hospitales de las regiones afectadas, mientras las réplicas siguen produciéndose y hubo alerta de tsunami que finalmente fue levantada.
Estados Unidos aprobó una ayuda inmediata, mientras los gobiernos de numerosos países se apresuraron a dar sus muestras de solidaridad y comenzar campañas de ayuda.
Un hotel de varios pisos se incluyó dentro de los edificios derrumbados así como una iglesia en la que se estaba celebrando una ceremonia en la ciudad de Les Anglais en el suroeste del país.
El 7 de enero de 2010 un enorme terremoto dejó gran parte de Puerto Príncipe en ruinas polvorientas, causando en esa oportunidad la muerte de más de 200.000 personas con 300.000 heridos, un caos del que aún Haití no se había podido recuperar.
El terremoto de ayer se produce un mes después que el Presidente Jovenel Moise fuera asesinado en su casa por un comando armado, lo que conmocionó a un país que lucha contra la pobreza, una creciente violencia de las bandas criminales y la pandemia del COVDI-19.